domingo, 25 de abril de 2010

El extraño


Este gallo me estaba mirando mientras yo hacía un esfuerzo por concentrarme en mi meditación matutina. Yo creo que le llamaba la atención mi vestido. Y me siguió mirando como si se hubiera enamorado de mí. Estaba fascinado, eso lo puedo jurar de guata. Y de espalda también.

Por culpa de él no me pude concentrar. Todo lo que conseguí fue quedarme pegado tarareando la canción ésa de
Smokey Robinson. Se me quedó en la cabeza toda la mañana. Luego me fui a bañar al mar gélido del sur, pero de éso no hay fotos.

sábado, 24 de abril de 2010

El Divino antiOsito

Fue fortuito. Un día llegó a mis manos este rosario de la niña Sofía. Y Luego me enviaron de tierras australes este gorrito multicolor. A una mujer confundida, le robé este vestido floreado. Y una señora estafada, me obsequió con este bolso de crochet navideño. Y cuando armé todo mi atuendo y me miré en el reflejo de la ventana, lo supe. Here it comes... sun sun sun, here it comes. Fue una señal antidivina. Mi nueva obsesión otoñal. Así que arme mi templo y mandé a mis súbditos y/0 adoradores a leerse cualquier libro que quisieran, luego deberían volver a contármelo todo. Es mucho mejor que leerlo uno. me gusta la interpretación libre. Y me gusta la subjetividad. Son los pilares fundamentales de mi iglesia. También me debe una coreografía mensual. Con la canción que ellos quieran, pero debe ser de los grandes B. Les hace bien. No sé hasta cuándo me durará este trance. Se acerca el invierno.

jueves, 22 de abril de 2010

A day in my life

Chato, me llegó una carta hoy día, era de un hombre misterioso que no sabía donde estaba
y aunque yo no lo conocía, bueno, me dio un poco de pena.
Vi la letra temblorosa
Me decía que se iría a la montaña
él no sabe que hace demasiado frío allá arriba.
Le conté a mis amigos, sobre este hombre extraño, me dijeron, no será el gallo que vende los diarios?

Charly, hoy fui a la feria. Recién habían descargado la fruta
Las viejas cuicas se tapaban la nariz, pero yo me quedé a esperar el fin del día
sabiendo que algunas veces me dejan comida.

Me levanté, mi patita se enredó en la frazada.
Busqué mi sombrero de conchita y me lo plantifiqué,
pasé por mi pan con mortadela al negocio de la esquina
dieron las 8 en la iglesia, corrí tras el trolley
llegué a mi sillita y tomé un respiro, abriste la ventana y me fui volando

Chato, me llegó una carta hoy día, era de mi madre muerta hablando de poesía
y aunque yo me sé sus versos de memoria, los leí enteros otra vez.
Ahora creo que sé lo que los muertos hacen en su tiempo libre.
Me gustaría que me hicieras compañía.