Nadie habla de los tipos como yo. De los fracasados por opción, de los que se guardan en algún rincón del universo y viven una vida mediocre y apacible. Por opción.

Tan sólo se nos critica y se nos olvida.
Yo elegí quedarme acá, y tratar de buscar algún oficio que me diera para comer. Por suerte lo encontré. Soy un zurcidor universal. No se trata de talento, no es algo que me apasione, es tan sólo una forma de poder aprovechar las ventajas de ser un fracasado.

Algunas veces me daba tanta angustia ser talentoso, que dejé el talent de lado, y me concentré sólo en ser oso. Si volviera a nacer y tuviera la gracia de elegir mi destino, a lo mejor me elegiría dotado, brillante y genial. Pero me ha herido tantas veces el genio ajeno que a final de cuentas no optaría por ser así para no herir a otros. Además tendría que cambiar mi carácter también, soy afable, me llevo bien con los demás, pero soy muy sensible.

Cuando puedo, veo películas y me pregunto, porqué nadie nunca habla de mí... una vez me dijeron -si una película hablara de ti, nadie la vería- Creo que esa frase me define completamente. Soy una película que absolutamente nadie iría a ver. Afortunadamente ya renuncié al camino de la búsqueda. Yo sé que como zurcidor jamás me faltará comida en mi plato, ni una guarida donde dormir. Ni traje rayado para ir al mar. Me encontré un amigo que no habla mucho, pero que casi siempre me acompaña. Y ya no necesito nada más para ser feliz.

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Esa tarde fuimos a nadar, pero las olas estaban bien movidas y como mi pelaje es tan denso, absorbe mucha agua y temí ahogarme. En cambio me quedé mirando el paisaje, la verdad es que fue la única vez en todo el verano en que fui a la playa... y no me bañé. Mi amigo tampoco, pero él sabe ya mucho de olas y corrientes marinas, es un excelente nadador... aunque, a decir verdad, nunca lo he visto con una pata en el agua...
Ese día fue especial, avistamos a un par de extraños deambulando por el sitio, así que tuvimos que escondernos, porque somos pequeños y llamamos la atención fácilmente, que no es lo que queremos, no, para nada.
Después fuimos a mi guarida y comimos algo rápido, mi amigo se fue temprano, yo terminé mis últimas labores de zurcidor y luego me acosté. Como ya no hiberno, tengo mucho tiempo libre para hacer otras cosas. Por ejemplo, leer. También me gusta mucho caminar... y las alturas, cómo me gustan las alturas. Mi amigo tiene alas, pero no sabe volar.

Creo que por eso nos entendemos tan bien él y yo.